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Rasgos de la nueva educación (III): Prejuicios y peligros

Esta es la tercera entrada de una serie de diez. Constituyen en conjunto una entrevista solicitada por INED21, una revista especializada en la nueva educación. El tipo de publicación de que se trata, dedicada a un público genérico de la profesión educativa, pero en clave de difusión y de debate de ideas, sin necesidad de ser sometidas al rigor de la publicación académica, me ha llevado a escribir estos post que espero sean de utilidad y para dar unidad a estas ideas utilizando el formato de posts de blog. Por eso en los próximos días me dedicaré a transcribir las diez preguntas de que consta la entrevista en otras tantas entradas de Redes Abiertas.



3.    ¿Cree que sigue existiendo mayoritariamente una educación industrial? ¿Qué presupuestos y/o prejuicios son los más difíciles de transformar de esa mentalidad educativa industrial en todos los agentes educativos (docentes, alumnos, padres, instituciones, administraciones...)? 

No se debe menospreciar la vigencia y la fuerza de lo que es mucho más que una construcción conceptual: la educación industrial, como  tampoco la de cualquier otra actividad que vaya con este calificativo (sanidad industrial, finanzas de la era industrial,  etc.). Es la sociedad de hoy, el mundo y la realidad prevalente donde nos sumergimos cada día desde que nos levantamos. 

La alternativa, la educación postindustrial o de la Sociedad del Conocimiento es incipiente, muy minoritaria, y aún no está asumida socialmente como idea preponderante ni mucho menos. Los rasgos que caracterizan este tipo de educación, la de la era industrial, siguen y seguirán vigentes por muchos años entre nosotros. 

Las prácticas innovadoras que superen los déficits de esa educación son excepcionales y son llevadas a cabo de forma minoritaria por docentes muy comprometidos, muy engagées. No pasan del nivel que se conoce como de “adoptadores tempranos” (early adopters). La inercia, la resistencia al cambio, en educación es mucho más fuerte que en otros ámbitos por ser una actividad muy estamentalizada y muy muy mediatizada por procedimientos administrativos. Pensemos que la actividad docente de un profesor está muy condicionada por el entorno humano y material donde se produce: horarios, agrupamientos de alumnos, coordinación con otros profesores, configuración de espacios, gestión administrativa de alumnos, matrículas, expedientes, estándares de calificaciones y evaluaciones, etc. 

Comparemos el mundo editorial y la educación. Modelos de negocios conocidos como “innovaciones disruptivas” como es el de Amazon en el mundo editorial, están sustituyendo de forma muy rápida al negocio convencional de los libros. Sin embargo en el correlato educativo, los libros de texto, los e-books de texto o los e-textos, no sucede así. El complejo formado por editoriales, autoridades educativas, centros, asociaciones de profesores, centros de formación, aparato legislativo,… es tan fuerte que hace que el libro de texto tradicional en papel sea casi un totem intocable. Cuando las ventajas del libro abierto de texto son diáfanas. Autoridades, familias y sobre todo negocios editoriales han entrado en un bucle sin fin. Cuando, por otra parte, con una fracción de lo que supone el coste de los libros gratuitos para solo el sector más desfavorecido, de los estudiantes se podría financiar libros abiertos para todos. Con la ventaja de que serían actualizables no para cada curso, con lo que supone de inversión para las familias que no pueden utilizar el de hermanos o amigos, sino de forma continua (con lo que supone además de ganancia pedagógica), gratis y sin peso en las mochilas.

En cualquier caso esta resistencia puede jugar en la contra de estos grupos de intereses, como ha sucedido en ocasiones similares en otras innovaciones disruptivas. Si el “sistema”, el statu quo, educativo se encastilla, como podemos ver que describe Curtis Johnson en su conferencia[1] del  Global Education Forum  o como lo
plantea Clayton Christensen[2], de forma más genuina, en la reunión que tuvo con la gente de Harvard y de Google-EDX, puede suceder que se acelere el  proceso y que los alumnos abandonen las instituciones, los colegios, los profesores y las universidades, buscando ellos directamente un conocimiento y una capacitación útil fuera de las escuelas y de las universidades, en Internet o en iniciativas de rendimiento profesional, como son las sucesoras de los MOOC como son los nanodegrees, másteres “dual layer”, etc.






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